El feminismo ha tenido muchas definiciones,
y, a la vez, no ha sido realmente definido hasta mucho después de nacer. El
concepto del feminismo abarca no solo el movimiento social y político, sino una
manera de ver el mundo en el que la mujer es actora de su propia vida y modelo
de sus propios roles, sin tomar al hombre como el centro del universo y como
modelo universal, para establecer unas relaciones igualitarias entre ambos
sexos. Algunos, como Nuria Varela en su libro “feminismo para principiantes”,
también dicen que el feminismo es un discurso político basado en la justicia.
“Una teoría y práctica política que articulada por mujeres que tras analizar la
realidad en la que viven toman conciencia de las discriminaciones que sufren
por la única razón de ser mujeres y deciden acabar con ellas”. Pero va más
allá, además de ser una filosofía política y una práctica social, el feminismo
es también una ética y una forma de ver el mundo y estar en él.
Así nace la metáfora de las gafas violetas,
que se toma del libro de Gemma Lienas, “El diario violeta de Carlota”. Esta
metáfora pretende reflejar el cambio que supone la toma de conciencia de la
discriminación a la que es sometida la mujer por el hecho de serlo en la vida
de las propias mujeres. El hecho de ser consciente de cómo se desarrollan los
micromachismos, o de que cobramos menos sin razón aparente provocan un cambio
en la manera de estar en el mundo. Así es como comienza el feminismo y donde
reside la clave de lo que pretende y de su esencia: el feminismo es una toma de conciencia.
NOTA: ¿Por qué violeta? El violeta es el
color del feminismo. No se sabe muy bien por qué. La leyenda cuenta que se
adoptó en honor a las 129 mujeres que murieron en una fábrica textil en EEUU en
1908, cuando el empresario, ante la huelga de las trabajadoras, decidió quemar
la empresa con las mujeres dentro (y, según dicen, las telas en las que
trabajaban eran violetas). Es la versión más aceptada sobre los orígenes del
Día Mundial de las Mujeres, pero no se sabe con certeza.
Para analizar las realidades injustas, el
feminismo ha desarrollado cuatro conceptos clave que ayudan a explicar qué es y
qué busca:
ANDROCENTRISMO: EL HOMBRE COMO MEDIDA DE
TODAS LAS COSAS.
Según Nuria Varela: “La visión androcéntrica
del mundo decide y selecciona qué hechos, acontecimientos y personajes son
noticias, cuáles de primera página y a qué hay que darle espacio. Decide
también a quién se le pone el micrófono. Como los medios de comunicación
configuran la visión que tiene la sociedad del mundo, perpetúan la visión
androcéntrica.” Y pone un ejemplo muy claro: “popularmente se sabe que los
síntomas del infarto son dolor y presión en el pecho y dolor intenso en el
brazo izquierdo. Pero no es tan popular que esos síntomas son del infarto… en
el hombre. En las mujeres, se presentan con dolor abdominal, estómago revuelto
y presión en el cuello.”
El androcentrismo es tomar al hombre como universal. El otro día, hablando con mi padre, le estaba explicando cómo la declaración de Derechos del Hombre que se hizo en la Ilustración excluía a la mujer. Él me dijo que no era así, pues se sobreentendía que estaba aplicado a ambos sexos. Además de que no estoy muy segura si podemos argumentar algún “sobreentendimiento” en esta clase de cosas (pues al fin y al cabo las interpretaciones de las cosas dependen de quien va a interpretarlas y eso es peligroso), eso es lo que señala el feminismo como androcentrismo. Muchas veces he visto explicado el feminismo como “conseguir los derechos iguales a los hombres”. Y el feminismo no es eso, el feminismo va más allá. Las feministas no queremos que se tome al hombre como modelo, sino que queremos crear nuestros propios modelos y roles. Por ejemplo: ¿podemos decir que los hombres y mujeres necesitan y merecen iguales derechos en cuanto al aborto? El aborto no es un derecho universal, no es un derecho del hombre. Es un derecho de la mujer, y como tal debemos verlo. El que queramos ser vistas de igual manera que el hombre en la sociedad no quiere decir que nos queramos parecer a ellos, sino que pretendemos que se respete por igual a la mujer, siendo como es y sin que tenga que tomar al hombre como el centro de todo. O si no, que alguien me explique por qué seguimos pariendo tumbadas cuando es mejor parir de pie. ¿Por la comodidad de los médicos? ¿No es nuestro derecho de mujeres estar en las mejores condiciones para dar a luz?
PATRIARCADO
El patriarcado antes era conocido como el
gobierno de los patriarcas, de ancianos sabios. Sin embargo, el feminismo lo ha
redefinido, según Dolors Reguant, como “una forma de organización política,
económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del
varón, en la que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres”. Esto no
quiere decir que las mujeres no tengan ningún tipo de poder o ningún derecho:
“una de las características del patriarcado”, sostiene Nuria Varela, “es la
adaptación en el tiempo”. A esto se le denomina “victorias paradójicas”: esto
quiere decir que, por ejemplo, en Occidente existe lo que se llama la doble
jornada para las mujeres que trabajan, que además suelen encargarse de las
tareas de casa; quienes no tienen en cuenta el patriarcado sostienen que se ha
avanzado mucho, al menos en Occidente, pero los que lo ven con nitidez, como
Diana Bellesi, dicen que “el problema ha mutado, pero sigue ahí”. ¿Qué quiero
decir con esto? Que el feminismo considera que las situaciones políticas,
económicas, religiosas y sociales de las mujeres hoy en día siguen siendo
desfavorables, de diferentes maneras y debido a diferentes mecanismos, por
(justamente), la visión androcéntrica en la que está basada la estructura
social. Es algo mucho más profundo que cambiar los salarios de las mujeres, o
sus jornadas, o que podamos votar y vestir como queramos: reside en la
mentalidad colectiva respecto al rol que cumplen ambos géneros en la sociedad y
cómo son y están construidos.
MACHISMO Y SEXISMO
Dice Nuria Varela en ese libro que todas y
todos deberíamos leer, que “el machismo es un discurso de la desigualdad.
Consiste en la discriminación basada en la creencia de que los hombres son
superiores a las mujeres. Sin embargo, en la práctica el machismo se considera
un acto o palabras con las que de forma vulgar u ofensiva se muestra el sexismo
que subyace en la estructura social, mientras que el sexismo es el conjunto de
cada uno de los métodos empleados en el seno del patriarcado para mantener en
situación de inferioridad al sexo femenino. Es decir, el machismo es un piropo
mientras que el sexismo es la división de la educación por sexos”. El machismo,
a fin de cuentas, es una expresión inconsciente del sexismo, una muestra de la forma
en que se construye la sociedad. Mujeres y hombres que no se consideran
sexistas a sí mismos pueden caer en el machismo puntualmente, pues cuando se te
cría en una sociedad estructurada en el sexismo y el patriarcado, algunos
comportamientos se acaban apegando a tus creencias y tus costumbres, y es muy
complicado salir de ahí.
Me gustaría hacer un pequeño apunte aquí, y
esto va dirigido hacia las mujeres mayormente (pero también hacia los hombres):
me he encontrado con muchas feministas que culpan a las propias mujeres de no
darse cuenta de su situación y de seguir ciegamente el patriarcado, o incluso
de quejarse por el feminismo. Sinceramente, ¿no es esto otra expresión del
patriarcado? El culpar a las mujeres de los males es algo que viene dado desde
la propia mitología y la religión: la mujer hizo el Pecado, la mujer trajo, con
la caja de Pandora, los males al mundo. La mujer lleva una falda muy corta y
por eso la miran por la calle. Es algo que sigue en nuestro ADN cultural. Que
la mujer siga el patriarcado no significa que sepa lo que está haciendo, y no
significa que tenga la culpa de nada. Sigue siendo una víctima. Algunos esclavos realmente pensaban que valían lo que les
decían: ¿los llamarías víctimas o culpables de creer que su raza era inferior?
Yo lo tengo claro. Sucede también con algunos países de Latinoamérica, África y
países mal llamados “subdesarrollados”: ellos mismos se consideran así:
subdesarrollados. Y uno diría: ¡madre mía, pero si son ellos mismos!, ¡que
cambien! Pero sabemos que son víctimas de una clase de políticas y mecanismos
que a lo largo de los años ha acabado por convencer al mundo entero de que
realmente son peores que los que están arriba en el poder. Si podemos ver esto,
¿por qué no vemos que la situación de la mujer es la misma? Como decía Paulo
Freire: “la mentalidad del opresor se inocula en la del oprimido”. Después de
milenios enseñando a las mujeres que algunas cosas que vienen del patriarcado
son “naturales” no podemos culparlas de que lo hayan normalizado, ¿no? Y eso
también se aplica a los hombres hasta cierto punto. Aunque también es cierto
que la situación de opresión solo puede deshacerla el oprimido, y por eso yo
voy a seguir luchando por decir qué es el feminismo a quien quiera escucharme,
pero no voy a culpar a quienes aún no se han dado cuenta de lo necesario y
bueno que es.
GÉNERO
El concepto de género es la categoría central
de la teoría feminista. La noción de género surge a partir de la idea de que lo
femenino y masculino no son hechos naturales sino construcciones culturales.
Victoria Sau sostiene que “las diferencias biológicas son deterministas vienen dadas
por la naturaleza, pero en cuanto a que somos seres culturales, esa biología no
determina nuestros comportamientos”. Y es algo que el feminismo se ha esforzado
por defender, para justificar que sus reclamaciones, que a veces se encontraban
en el “ámbito privado de la vida”, tenían que ver con la política. “Si los
salarios son distintos para los hombres
y mujeres, es un problema político, no natural, y dependerá de la
voluntad política cambiarlo; ¿hay algo natural en mantener el IVA de los
productos higiénicos femeninos, productos básicos para las mujeres, como si
fueran artículos de lujo?”. Eso se preguntan las feministas cuando acuden al
término género.
Y con esta pequeña introducción al feminismo y a algunos conceptos claves, os dejo por hoy. Intentaré escribir sobre la Historia del Feminismo, que es fascinante, y ahondar en algunas ramas de ésta (pues tipos de feminismos hay tantos como mujeres). Solo espero que después de leer esto hayáis aprendido algo o, al menos, no os hayáis aburrido mucho.
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