martes, 16 de septiembre de 2014

Los hombres no tienen derecho a ser femeninos y heterosexuales.

Ayer estaba caminando por la calle sin los cascos puestos (algo poco usual, pero se me quedó sin batería el mp4) cuando escuché el retazo de una conversación entre dos chicos de mi edad. Uno le comentaba al otro que un tal Alejandro (pobrecito él, debería mirar con quién se junta) era demasiado maricón. "En serio, tío, me da igual que le molen las pollas pero ¿tiene que ser tan maricón?, ¿no puede disimularlo un poco?"

Aquello me sorprendió, mucho. Además de por la frase, que es para analizarla, porque aquello lo dijeron chicos de mi edad. Una piensa que estas cosas son de los abuelos, que han vivido en otras épocas y tienen otra mentalidad. Pero, al parecer, me equivocaba. 

Siempre he odiado la palabra "maricón" o "marica". Me peleo con cualquiera que la dice. Una vez una chica me preguntó por qué me molesta tanto. Intenté explicarle, lo más calmadamente posible (que no fue mucho) que aquella palabra era una segregación hacia los gais, una manera insultante de decirles. Ella, toda sorprendida, me contestó: 

-Pero es que hay gais y luego maricones. Los gais normales no son así super femininos que se les nota por todas partes lo gais que son

Cabe decir que aquello me dejó tan muerta que ni siquiera pude contestarle en ese momento, pero después reflexioné mucho sobre ese tema (supongo que buscando no volver a quedarme sin palabras si volvía a surgir). 

La diferenciación entre gais y maricones se basa en cuán femeninos se comportan los hombres homosexuales (e incluso heteros, en muchos casos). Según lo que aquella chica me dijo, los gais "normales" no se distinguen de los heterosexuales, mientras que los "maricas" sí. Ellos son como chicas, o algo así. 

Este estigma existe en todas partes, y nos bombardean con él: el típico amigo gay que habla muy tía, tienes un cutis ¡precioso! y acompaña a las mujeres a comprarse cosas y cotillear sobre hombres en sus fiestas de pijamas. Son hombres poco hombres que cuidan su imagen y a los que les gusta combinar ropa y la moda (porque ser hombre depende de cómo se viste uno; cuanto peor, más hombre). 

A mí esto me parece injusto. No por los "maricas" (que también), si no por los heterosexuales a los que les guste la moda. Que los hay, seguro. Yo conozco a algunos. Son estos hombres que se depilan (hasta las cejas), se ponen pañuelos que combinan con el reloj y beben Martini en vez de cerveza. Estos hombres tienen que enfrentarse al mismo rechazo que los homosexuales afeminados, pero ellos se salvan porque solo parecen maricas. 

El otro día hablé de este tema con un amigo mío muy macho, de esos que beben cerveza, se dejan barba y escuchan death metal (porque, claro, también está lo de "si escuchas Lady Gaga eres gay y si escuchas metal eres super macho"). Él escuchó mis quejas y luego reflexionó en voz alta diciendo "no creo que la gente sepa a qué se refieren con marica; es una manera fea de decir a los gais, supuestamente, pero al final también se usa para los chicos que son simplemente femeninos; es como si al ser hombre solo pudieras ser marica y gay o machote y hetero. La gente sigue conectando mucho la feminidad con la homosexualidad, como las chicas "machotas" que son lesbianas", y ahí me miró con complicidad porque una servidora ha tenido que sufrir bastante con ese tema en la adolescencia. 

Fue ahí cuando descubrí por qué me molesta tanto ese término: no solo porque sea una manera de humillar a los gais (cuántas veces habré escuchado a mi padre decir "en mi época los maricones eran maricones, y punto"), sino porque es una manera de humillar a todos los hombres que no intentan ser el Macho del año. Cada quien debería poder ser quien quiera y como quiera. Yo no soy bollera por ponerme camisetas de cuadros, y los hombres que se ponen pañuelos no son gais. No, al menos, por ello. Conozco a hombres que derrochan masculinidad (y hacen temblar piernas, literalmente) y son homosexuales, y conozco a mujeres que desbordan feminidad y son lesbianas. El día en que separemos cómo nos comportamos, nuestros gustos y los encasillamientos sociales de la sexualidad será un gran día. Y el día que terminemos con dichos encasillamientos, será EL gran día.